Cuando vemos a un animal de brillantes colores o con llamativos dibujos o bien que emite un sonido estridente podemos estar más o menos seguros de que está produciendo algún tipo de comunicación. Destacar sobre el fondo es peligroso, así que tiene que ofrecer algún beneficio que compense los riesgos que implica. Hay que tener en cuenta que la fauna está orientada a la vida salvaje que la evolución es mucho más lenta de lo que ha tardado el hombre en domesticar algunas especies. Lo más frecuente es que la comunicación se produzca entre miembros de la misma especie; el riesgo surge cuando los depredadores se sirven de ella para conseguir comida. A veces no obstante, la comunicación se da entre diferentes especies y en ese caso se trata a menudo de presas que renuncian a su camuflaje y se comunican directamente con depredadores que podrían comérselas. Estos diferentes tipos de relaciones entre los depredadores y sus presas constituyen un punto de partida útil, ya que ilustran algunos principios básicos de la comunicación animal
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