4. La comunicación animal como lenguaje
La comunicación animal es muy diferente a la comunicación humana al menos a grandes rasgos, los mensajes que transmiten los animales no son demasiado precisos en la mayoría de los casos.
La comunicación animal es muy diferente a la comunicación humana al menos a grandes rasgos, los mensajes que transmiten los animales no son demasiado precisos en la mayoría de los casos.
Son señales afectivas más emparentadas con las que nuestra especie manifiesta con gestos como los bostezos, las sonrisas, las risas y los fruncimientos de ceño, que indican a las demás personas cómo nos sentimos.
El lenguaje difiere en muchos aspectos, aunque si bien la diferencia no es tan grande como podría parecer a primera vista…
La verdad es que parece un obstáculo insalvable poder saber en que piensan los animales…a priori parece que ellos carecen de la capacidad que tenemos nosotros para comunicarnos, otra gran incapacidad para saber en qué piensan es nuestra manera egocéntrica de observar el mundo, aunque tala vez este fallo lo compartamos con otras especies: Lo normales que hablemos a los perros como si creyésemos que son humanos, pero lo gracioso es que los perros creen que nosotros también somos perros (al menos el mío me demuestra cada día que me tiene por un congénere…).
Los perros nos olfatean como lo harían a otro perro, se inclinan hacia nosotros cuando quieren jugar aunque lo más importante es que se someten a nosotros como lo harían al miembro líder de su manada. Los gatos provienen de criaturas mucho menos sociables, pero, cuando nos prestan atención, para ellos somos gatos, nos obsequian con algún que otro ratón muerto, o reclaman nuestra atención al igual que los cachorros de gato hacen con sus madres.
Hace 2.500 años Xenófanes escribió “Si el ganado, los caballos o los leones tuviesen manos, o fuesen capaces de dibujar con sus pezuñas y realizar los trabajos que hacemos los hombres, los caballos dibujarían a los dioses con forma de caballo, el ganado, como ganado, y los cuerpos de los dioses a semejanza de ellos mismos”.
La verdad es que parece un obstáculo insalvable poder saber en que piensan los animales…a priori parece que ellos carecen de la capacidad que tenemos nosotros para comunicarnos, otra gran incapacidad para saber en qué piensan es nuestra manera egocéntrica de observar el mundo, aunque tala vez este fallo lo compartamos con otras especies: Lo normales que hablemos a los perros como si creyésemos que son humanos, pero lo gracioso es que los perros creen que nosotros también somos perros (al menos el mío me demuestra cada día que me tiene por un congénere…).
Los perros nos olfatean como lo harían a otro perro, se inclinan hacia nosotros cuando quieren jugar aunque lo más importante es que se someten a nosotros como lo harían al miembro líder de su manada. Los gatos provienen de criaturas mucho menos sociables, pero, cuando nos prestan atención, para ellos somos gatos, nos obsequian con algún que otro ratón muerto, o reclaman nuestra atención al igual que los cachorros de gato hacen con sus madres.
Hace 2.500 años Xenófanes escribió “Si el ganado, los caballos o los leones tuviesen manos, o fuesen capaces de dibujar con sus pezuñas y realizar los trabajos que hacemos los hombres, los caballos dibujarían a los dioses con forma de caballo, el ganado, como ganado, y los cuerpos de los dioses a semejanza de ellos mismos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario